El río Mera, de apenas 30 km de longitud, alcanza la belleza final en la formación de la ría de Ortigueira. Lo acompañan lechos de otros ríos menores que desaguan en este amplio valle anegado y forman un laberinto acuático donde juegan las mareas. Es una de las mayores marismas de Galicia. Las entradas del mar permiten la navegación cautelosa hasta el puerto de la villa, que complementa con los edificios modernistas de su núcleo urbano esta otra arquitectura natural sobresaliente. Todos los itinerarios por la costa conducen hasta la playa de Morouzos. Tres kilómetros de arenal que por un lado cuenta con un sistema dunar propio refrenado en la actualidad por un pinar y por otro se prolonga en una barra arenosa tras la cual se ampara la ensenada de Ladrido. En realidad, otra pequeña ría formada por la desembocadura del río Baleo. El conjunto se cierra a poca distancia de la costa por la isla de San Vicente, testigo de todo cuanto entra y sale por los canales del mar. Principalmente, los contingentes de numerosas especies avícolas que las marismas y junqueras pueden llegar a albergar en la época invernal. Además el espacio natural se amplía con los ecosistemas fluviales de todo el río Mera hasta su nacimiento en la sierra de A Faladoira. Esta proximidad montañosa de la costa es otro de los atractivos, junto con el importante patrimonio cultural de la zona.