En los años sesenta, como consecuencia del éxodo rural a las ciudades, surgieron en el extrarradio de la ciudad de Badajoz barriadas situadas en la confluencia del arroyo Rivillas con el Calamón, poco antes de su desembocadura en el Río Guadiana. Los nuevos terrenos fueron ocupados progresivamente sin actuación urbanística municipal, extendiéndose por el cauce de los arroyos de forma desordenada, lo que acarreo la carencia de infraestructuras, impidiendo un desarrollo socio-económico integral de la zona.