En el año 1952 se construyeron 900 viviendas para alojar provisionalmente barraquistas de Barcelona. Las "Viviendas del Gobernador", como se denominó a este conjunto de casas, con el paso de los años, se convirtieron en una "isla" de degradación en el centro de la nueva periferia urbana, con un índice de envejecimiento muy alto, importantes bolsas de pobreza entre la población joven, y problemas de tráfico de drogas y delincuencia. En 1990 las tres administraciones públicas alcanzaron un acuerdo para acabar con esta situación: dotación de viviendas dignas, dotación de equipamientos públicos, recuperar una actividad comercial digna y lograr mejores condiciones sociales.
Barcelona.